
Acaricia las nubes,
inhala un poquito de cielo,
late más fuerte a medida que subes,
tu tabla, tus ganas, las rocas, el hielo.
Llegas arriba, la calma, el silencio, onírica paz, sentimiento de euforia, admira el paisaje...
Suficiente, dale caña.
Tú solo contra la montaña.
Lo más importante, disfruta cada segundo,
al fin y al cabo... estás jugando con el mundo.
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