lunes, 10 de agosto de 2009
De Madrid al cielo
Estaba empapado en sudor, temblando, con un pinganillo en la oreja y cables pegados al pecho, le había mandado a mi colega las preguntas del exámen de derecho romano por sms, le llamé tenía que conectar la puta clavija del pinganillo al móvil, escuchar placidamente y aprobar esa basura, pero estaba tan nervioso que no fui capaz de conectar la clavija, éramos unos diez en todo el exámen, me estaba canteando. A tomar por culo, dejé el exámen en blanco y dejé derecho. Empecé a hacer lo que de verdad me gusta, lo que quiero hacer toda mi vida.
Si hubiera acertado con la clavija a la primera, mi vida sería totalmente distinta. Si a Hitler le hubieran aceptado en la Academia de Bellas Artes de Viena el mundo también lo sería. Vaya comparación más jodida ¿Eh?, pero al fin y al cabo es el destino, o eso creo algunos días.
A veces hay que dejar de aletear contra el viento, extender las alas y dejar que nos lleve la corriente, es mucho más pancho.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario